No sé muy bien donde estoy parada. No sé cómo soy, ni cómo voy a hacer, no sé donde voy. Lo que hoy es una certeza absoluta para mí, mañana es cuestionable, y pasado nunca existió. A veces creo que todo en mí es muy incierto. Cómo no puedo ver que va a pasar, a veces pienso que nada va a pasar, que me voy a quedar así y acá para siempre.
Pero llegado ese punto me acuerdo que así estoy bien,
Si la perfección incluiría una variante, si no fuera un estado, diría que estoy perfectamente, porque los altibajos que tengo creo que están en la medida justa como para poder manejarlos sin que mi vida sea monótoma. Capaz este estado se llama felicidad.
A muchos les preocupa la sombra del pasado. Yo el pasado lo tengo muy bien definido, en un gran porcentaje superado, y está ahí haciendo acto de presencia, sin afectar mucho lo que soy ahora. Pero el futuro me da miedo, me hace dudar de mi ahora, me impacienta.
Supongo que es cuestión de enfocarme en lo que está anclado, lo que no es voluble, las cosas que sé que no van a cambiar. Por suerte hay cosas en mi vida que no van a cambiar nunca, algunas tienen nombre y apellido. Lo demás es irrelevante.

gracias a esas cosas y personas, que no se adonde, ni cómo, ni por cuanto tiempo, pero están viajando conmigo.