22.8.11

Reflexión dulcemente amarga de medianoche.

¿Por qué deja de funcionar una relación? ¿Qué elementos tengo yo para contestar esa pregunta si nunca tuve una? ¿Pero es la cantidad de relaciones sostenidas con personas un parámetro para saber cuantos conocimientos tiene alguien del tema? ¿Por qué se me ocurre toda una avalancha de preguntas cuando empiezo a tener sueño?
Soy de las personas que se aterrorizan con los finales que no son color de rosas. Puedo entender, tolerar y hasta ser feliz mientras se me cae un lagrimon por la muerte de un protagonista o ambos porque entiendo que la muerte no es un límite al amor, o si después de muchas vueltas por asuntos de familia y demás no pueden terminar juntos, porque entiendo que la distancia, o las opresiones no son límites para el amor, pero los finales sin amor me significan un cuchillo en el corazón. ¿Qué tipo de final atroz es ese? ¿Qué tipo de cursi soy para que estas cuestiones me quiten el sueño?
¿Realmente el amor puede no funcionar?
Me resisto a creerlo, no lo quiero creer, no lo voy a creer.
A veces dudo de mis ideales utópicos y sobre-exigentes, pero quiero sostenerlos.
Por eso no defino al amor con sustantivos como sentimiento, pasión, deseo, pensamiento, reacción química, acción, hecho, representación artística, sino que englobo todos esos sustantivos y, mi ya característico, elección en un solo significado, y le doy a la palabra el valor de realidad absoluta sensitiva y también un poco razonable, dentro de las leyes del corazón. Así, por lo menos manejo un porcentaje de esa realidad, y me prometo a mi misma que siempre voy a decir que sí.

1 comentario:

  1. Me facino, esta muy buena la entrada, escribis muy bien! Un beso linda.

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