20.11.11

Empastillarse con filosofía.

Aunque últimamente la pila de libros que reclaman mi atención no disminuya mucho debido a, ahora sí de verdad, poco tiempo (integradoras, esquema, fiesta de egresados, egreso, inscripción en la universidad, ganas de mandar todo a la mierda), eso no me impide aumentar regularmente su altura con ejemplares prestados, regalados, buscados o descubiertos en algún lado. Hoy estaba en una librería sin intenciones de comprar nada, pero de casualidad tuve que abrir el primer libro que tenía mano por la página 104 y leer los siguientes párrafos: 


"Creía haber demostrado ya la existencia de Santa Claus con argumentos casi inexpugnables en las páginas precedentes, cuando descubrí, con gran sorpresa, que en la Wikipedia, en la docta voz a el dedicada, un párrafo entero pretende, sin embargo, demostrar su inexistencia. Se aducen pruebas de tipo biologico (los renos no vuela) y pruebas de tipo físico( si se calcula, por ejemplo, el numero de niños buenos a los que contentar resulta que Santa Claus dispondría de 1,3 milésimas de segundo para dedicar a cada uno y debería viajar a una velocidad ochocientas veces mayor a la del sonido).
Lo interesante es la reacción instintiva que se tiene ante argumentos como esos. Puede que parezcan divertidos o provocadores, pero también totalmente impertinentes e incomparables con las verdaderas razones para creer. La pregunta es ¿por qué ocurre esto?
Ludwing Wittgenstein, es sus Lecciones y conversaciones sobre ética, psicología y creencia religiosa, observó que cuando un creyente dice "Creo que hay un Dios" y un ateo afirma "No creo que haya un Dios", no se puede decir simplemente que uno este sostenidno una cosa y el otro la este negando. Si el que no cree aduce pruebas de tipio fisico o racional, estas muy difícilmente convencerán a quien cree. Creer no significa afirmar de forma abstracta que Dis existe, sino conformar la propia existencia según un conjunto de valores que derivan de tal creencia.  Los valores de quien no cree, en cambio, son independientes a la afirmación "No creo que haya un Dios". Además debe puntualizarse que esta negación no es para nada la clave de la bóveda de la existencia de un ateo. El simplemente cree que esa no es la fuente de los valores, que existen otras. 
¿Quien sabe? Puede que las cosas sean así también con el tema de Santa Claus. Por la tanto, las pruebas aportadas por Wikipedia no nos convencen. Están demasiado lejos de ese halo de afabilidad que el viejo sabe infundir a nuestras festividades. Intentaremos, no obstante, ser comprensivos y tolerantes con los que no consiguen comprenderlo. "

Mi nueva adquisición resulta ser entonces Instrucciones sobre cómo tomarse las cosas- Píldoras de filosofía mínima. de Armando Massarenti (quien sorprendentemente parece ser un ateo liberal, lo que no le impide compartir ciertos criterios con una lectora como la que les escribe).

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