7.6.12

Colectivo equivocado.

El otro día fuimos con los chicos del grupito misionero a un barrio cerca del nuestro para hacer una recreación con nenes (muy linda). Cómo supuse que íbamos a tomar el colectivo en la estación, fui para allá caminando apurada, porque como siempre, llegaba tarde. Cuando llegué le pregunté a Rochi dónde andaban, y resultó que habían cambiado de parada, y que estaban a cuatro cuadras de mi casa. Espere el colectivo correspondiente en la estación al cual los chicos iban a engancharse, mientras pensaba que era una boluda por no haber preguntado bien y ahorrado cinco cuadras (convengamos que tampoco era demasiado). Después de no acordarme como hacer para pasar la sube, -nunca me puedo acordar y generalmente me tocan colectiveros antipáticos que no tienen paciencia-, miré pancha el paisaje muy conocido hasta que vi a los chicos esperando en la parada donde el colectivo iba a doblar para que subieran... Y uia, eso no pasó, el colectivero siguió de largo y mi banda amiga ni se había dado cuenta. Convencida de que tengo algún tipo de maldición con el transporte público, le pregunté al colectivero que onda y me dijo que cambio el recorrido porque la calle estaba cortada (¡Qué tonta, por Dios, si era mi calle! ¡Obvio que estaba cortada, pasaba por ahí todos los días!). Me bajé, y camine otro par de cuadras hasta que me encontré con los muchachos, y nos dirigimos a una nueva parada cercana.
Lo primero que me dijo la monji que nos acompaña después de preguntarme que había pasado fue, "¡Qué suerte! Si no te habrías tomado ese colectivo hubiéramos estado ahí parados tres horas." Bueno, también podría haberme dado cuenta desde el principio que mi propia calle estaba cortada, pero conociéndome a mí, ¡Qué suerte!
Cuantas veces en la vida me tomo colectivos equivocados, o como este, el correcto pero con un recorrido distinto. La vida es muy complicada como para apresurarnos a juzgar a un colectivo de correcto o incorrecto.

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