10.4.13

10 de Abril de 1206

"Se sintió un poco mareado ante la multitud de curiosos que se reunió para presenciar la escena en la plaza pública, un poco más abajo de la casa paterna, frente a Santa María Mayor, donde se encuentra el palacio episcopal edificado sobre la antigua morada del poeta Propercio, el voluptuoso admirador de la belleza, pero ¿de qué diablos podía tener miedo, él, Francisco? Sin decir una palabra, se quita la ropa con una precipitación fogosa y arroja las prendas unatras otra a los pies de su padre, todas, hasta sus calzas, y además la maldita bolsa que había llevado escondida en un bolsillo. Ahí está, desnudo como el día que nació. Desnudo hoy para su segundo nacimiento. [...]
¿Hay algo de teatro en todo esto? Sí, seguramente, pero es siempre el mismo Francisco con ese gusto irresistible por el gesto espectacular que hace que todas las miradas se concentren en él. Ha sido así desde su infancia, cuando debía ser el primero, el punto de mira. Y ahora esta debilidad está al servicio de una sinceridad furiosa que linda con la demencia. Los locos tienen la manía de desnudarse, el también se siente loco, loco de rabia y loco de amor, y, en el delirio de la exaltación, exclama con una autoridad magistral: "Escuchad, escuchad, todos. Desde ahora podré decir con toda libertad Padre nuestro que estás en los cielos. Pietro Berdardone ya no es mi padre, y le devuelvo no sólo su dinero, que aquí está, sino toda mi ropa." Y lanza este último grito que tiene el tono del Magnificat: "Iré desnudo al encuentro con el Señor".
Igual de turbado que la multitud, el obispo lloró y, atrayendo al joven a sus brazos, lo envolvió con su capa. La Iglesia tomaba así posesión de uno de sus más grandes hijos. Bajo las miradas desaprobadoras de la multitud, su padre partió con sus bienes, pero con tristeza en el corazón. Era el 10 de abril de 1206."

Hermano Francisco, Julien Green

Crucecitas de madera en el piso de Tintina

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y a vos qué te parece?