Gracias Jotaká

Acabo de terminar de ver la película de la vida de J.K Rowling con mamá y maru.
"-¿Te gusta? - Jo, este libro es... MÁGICO" Cuando adivinas las frases del guión y hasta en que tono van a ser dichas antes de que la actriz abra la boca, es malo, y probablemente estés ante una obra excesivamente empalagosa. Obviamente igual he llorado mirando como la incipiente escritora se fugaba de su marido violento llevándose en un brazo a su hija y en el otro a Harry. (Escena totalmente inventada)
Nunca me cayó bien Jotaká. No sabría bien porqué motivo, pero supongo que uno de los principales es haber hecho declaraciones tan contradictorias a lo largo de los años mientras me adentraba en su mundo. (Harry no estaba basado en nadie, Harry estaba basado en ella, Harry estaba basado en su último marido, "Hace 14 años que escribí este capítulo" obviamente no, etc, etc, etc, y lo imperdonable: "Dos de los tres protagonistas van a morir." ¡Tengo el recorte de diario que me recortó La trexis rodeando mis diez años por si alguien no me cree!).
Pero no me queda otra que estarle eternamente agradecida. Harry Potter es la ficción de mi vida. O por lo menos la ficción de mi vida creada por un escritor ajeno a mí. Rowling se hizo dueña de su historia, y a partir de ella creó lugares, personajes, fantasías, frases, y grandes verdades y mediante palabras fundió todo eso en un mundo. ¡Harry Potter es horrocrux! Es un pedazo de su alma a la que ella misma quiso invitarnos mediante mucho esfuerzo, solamente porque quería contar una buena historia.
Lo leí, y me apropié un poco de él, y me instalé cómodamente en ese mundo desde mis tiernos seis años. Tuve la suerte de compartirlo con mi hermana, eterna compañera de aventuras y cervezas de manteca licuadas, y tener un viejo que a pesar de que nunca le gustó ni medio y lo consideró un mero producto del sistema (cosa que lamentablemente no hay que omitir: lo es) me siguió comprando lo libros, uno tras otro. Y una mamá que escuchó mis múltiples charlas sobre bosques encantados, escobas voladoras, perros con tres cabezas y serpientes gigantes y laberintos descomunales, y pajarracos raros...  Y una amiga que prometió acompañarme a ver todas las películas (La trexis). Y varias amigas que me acribillaron a preguntas en las últimas porque no entendían una mierda.
Y sigo encontrándome cada tanto bajando la escalera mirando por encima de esas páginas, o queriendo recordar el momento en el que Ron conoció a Hermione... Y aunque recuerde perfectamente que casi me lo sé de memoria, lo agarro, lo miro, lo huelo (sí, olor a libro viejo), lo contemplo unos segundos, pienso que realmente no me gustan los dibujos de las tapas de Salamandra, y lo rererererererererererereleo.