5.5.12

Luz

Hace bastante tiempo viene revoloteando en mi cabeza la idea de personas de colores, o luces.
Un par de veces, diferentes personas que en todas las ocasiones me significaron mucho me dijeron cosas como "Sos como una luz", o "Vos le ponés los colores", y orgullosamente guardo esas palabras como las más lindas que me hayan dicho jamás. No sé porqué me gusta tanto la idea, probablemente porque me resulta terriblemente tierno, o quizás porque no se me ocurre algo tan lindo como una persona de colores.
¿Qué será entonces está condición?¿Cómo darse cuenta quien la encarna?
No creo que lo último sea difícil, caminando por las calles de esa jungla de metal que es capital, uno encuentra pocos buenos candidatos a tener esta peculiar característica ilustre. Individuos de todas formas pero sonrientes, que caminan diferente, piden perdón y permiso y miran. Pero no hay forma de estas muy seguro a simple vista. Es cuando empezas a conocer a alguien cuando te das cuenta por lo que dice y lo que muestra que es un ser radiante, que brilla. A veces antes, a veces después, te terminás dando cuenta que te encontraste con una persona única, que te mira a los ojos más de lo normal, con ojos que parecen brillar más de lo normal. Que es diferente de verdad.
Hoy en COR trabajamos, con además del cuentito que acabo de puclicar y que se haya inmediatamente abajo de esto, una comparación persona-hornitoorientalcompradoenuntodopordospesos. A simple vista puede parecer extraño pero tiene mucho sentido. "Lo vi en su barro, tan sencillo, tan imperfecto, y me vi así de barro, así de imperfecta. Tiene agujeritos, perforaciones, y tengo heridas y marcas en la piel. Pero entonces me fijé que en su interior había un espacio para una vela, para una vela muy pequeña. Y me hizo pensar que por pequeña que sea, la luz que regala, la llamita que da, es más que necesaria, necesaria para dejar traslucir un rostro, una sonrisa, una lágrima, necesaria para provocar un incendio, para hacer una plegaria, para evocar una promesa, para reír,y hasta para dar calor. Esa luz como la que llevamos en nuestras vidas se cuela por agujeritos de mi horno y por los bordes de mis heridas, esa que dice que hay un Dios dentro mío que hace fuerza por salir por cualquier rendija después de haberme quemado tanto. "
Entre una avalancha de pensamientos que me surgieron con toda la reflexión, a los que se agregaron un montón más de mis compañeros, redescubrí que en todos está esa llamita.
Algunos no quieren hacerse cargo, o incluso les dá vergüenza, así que le ponen una maceta arriba, pero sigue brillando ineludiblemente abajo de eso. Otros no se dieron cuenta que en realidad están brillando, quizás encandilados por luces de los demás. Algunas personas no se dan cuenta que en realidad tienen una montaña de carbón al lado, y solamente prenden una ramita. Pero hay gente, personas que me hacen plantearme que pude haber hecho tan bueno como para poder conocerlas, que es un incendio forestal, y aunque a veces claudique un poco, alumbra cada vez más. Quizás estos últimos quemen todo porque ven la luz en todos los otros y también en si mismos.

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