1.1.13

WAU

A veces se me cae el universo encima.
Me pasó por primera vez cuando tenía doce años. Estaba en el colegio, sentada cerca de la ventana. Alguien me pidió la goma, o yo le pedí la goma a alguien. Me dí vuelta con eso en mi mano y... WAU. Tenía una cosa que servía para borrar, algo que otro había escrito. Alguien había fabricado ese instrumento, y alguien había movido su mano agarrando otro instrumento muy delgado con grafito adentro, un material que dejaba un trazo, para escribir, ensuciar una superficie lisa con ideas. Yo estaba en un aula, en el segundo piso de un colegio de Ituzaingó, zona oeste de Buenos Aires, Argentina, América del Sur, planeta Tierra, Sistema solar, nuestra galaxia... ¡DIOS MÍO!
Qué desproporción tan extraña entre el tamaño de TODO y la goma que servía para borrar una palabra en una hoja. Casi un sinsentido estudiar lo que sea que estuviera estudiando, ¡tenía un universo a cuestas!
Alguien me llamó para que volviera a asumir mi humanidad, y no pude contar en ese momento lo que había descubierto.
Hace mucho que no me pasa. No sabría decir si es una buena sensación. Pero wau.

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